Vas a aguantar dos semanas sin higienizarlos. Es importante que me hagas caso en la unidad temporal que te menciono. No es antojadiza, lo estudié durante varios años: Las glándulas ceruminosas tardan quince días en recubrir la superficie inferior del conducto auditivo con una sustancia espesa, pegajosa y de color carmesí denominada cerumen. Su remoción por medio de un hisopo tiene el potencial de placer de un orgasmo, no exagero, de esos que vos y yo sabemos que no tan a menudo atraviesan nuestro cuerpo.
Quiero subrayar el término potencial ya que la tarea requiere de cierta pericia e instrumentos adecuados a la calidad del goce que se busca. No negocies la calidad del hisopo. Como cualquier instrumento que te provea placer asegurate que tenga la mejor terminación superficial. Prestá especial atención a su cuerpo plástico: Debe tener como mínimo 3.5mm de diámetro y 8cm de largo. Su rigidez estructural es crucial, nada más frustrante que un hisopo flácido que se quiebra en un momento intenso de disfrute. El algodón que recubre las puntas debe ser del tipo Gossypium hirsutum de bajo prensado. No te dejes engañar por las versiones que muestran una cabeza brillante y compacta. Su superficie resbaladiza no logra untar la punta y remover el cerumen de una manera que estimule las terminaciones nerviosas. Está terminantemente prohibido probar su sabor: es repugnante.
Hay un detalle que pocos saben. Una vez que hayas terminado humedecé con agua fría las puntas de un nuevo hisopo e introducilo en el canal auditivo nuevamente. Con movimientos circulares recorre el interior de la superficie que limpiaste, vas a sentir un cosquilleo fresco en la nuca. No quiero que pierdas más tiempo. Haceme caso y probalo.
