De invisible a invencible.

Feketreke
9 min readNov 11, 2018

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Sobre la mujer que diseñó el puente de Juan B. Justo y casi nadie lo sabe.

Foto mía :)

Llegamos a la Av. Córdoba y Darwin, justo donde pasan las vías del tren. Mi vieja me había pedido sacar fotos del puente antes que lo desmonten. Busqué rápidamente cuál era la mejor perspectiva para sacarnos una foto todos juntos. El suelo estaba absolutamente desnivelado producto de la obra de demolición que ya había empezado en la zona. Tuvimos que atravesar una suerte de barricada al costado de las vías del tren que impedían el ingreso al lugar elegido para la foto. Mi vieja a pesar de su bastón y dolor de cintura atravesó todos los obstáculos sin chistar. Cuando nos empezábamos a acomodar para el shooting, un hombre con sus dos chicos en bicicleta nos interrumpe. Con cierta complicidad nos cuenta que quería mostrarle a sus hijos el puente antes que dejara de existir. ¿Sos arquitecto?- le pregunté. -No, ingeniero- Me respondió. -Si te interesa la historia del puente, te sacaste la lotería. Estás enfrente de la arquitecta que lo diseñó- le dije. A mi vieja se le infló el pecho y al tipo se le abrieron los ojos de sorpresa. Ambos se quedaron conversando un rato mientra Manu, Vale y yo empezábamos con el registro fotográfico.

Después de este episodio me cayó la ficha. Me di cuenta que si yo no documentaba la historia de la mujer que diseñó el puente de Juan B. Justo sería un hito histórico de mi ciudad que se perdería para siempre.

Crecí rodeado de arquitectos. Las anécdotas de mi vieja y Alfredo en el estudio del legendario Mario Roberto Álvarez (MRA) son innumerables; no sólo por lo espectacular de sus obras y la influencia que tienen en la arquitectura Argentina en general y la Porteña en particular sino también por lo miserable y autoritaria que era su cultura de trabajo en aquella época.

Para quienes no lo saben, mi vieja fue la segunda esposa de Alfredo Gentile, socio/asociado del estudio de MRA quien falleció en 1977. De su matrimonio nació Pao, mi hermana menor.

Así empieza esta entrevista a la arquitecta Ana María Gaucheron.

Me dicen por la cucaracha que hiciste el proyecto del puente De la Reconquista, popularmente conocido como puente de Juan B. Justo. ¿Es así Má?
Si fue mi primer hijo. Realmente lo hice solita. Yo estaba en el equipo de Alfredo que era asociado y quien llevaba adelante los concursos del estudio. El estaba separándose de su mujer. Estaba muy conflictuado en ese momento y se había ido de viaje por un tiempo y el me dio el proyecto para que lo lleve adelante. Cuando volvió de su viaje hizo la memoria descriptiva porque yo para escribir siempre fui un tronco. Pero el diseño lo hice solita.

¿En que te inspiraste cuando diseñaste el puente?
En el aeropuerto de Washington DC que Eero Saarinen había proyectado unos años antes. Las columnas centrales eran como copas y me atraían sus formas orgánicas como todo lo que él hacía. Es más, te diría que el puente no tenía los parámetros de diseño del estudio. Seguía más bien una línea brutalista porque era hormigón a la vista pero muy cuidado en cómo eran los acabados, al mejor estilo Clorindo Testa.
Cuando comencé a proyectarlo, una de mis preocupaciones fue cómo impactaría este bólido con sus soportes y estructura en la visual de las casas que lo tenían de frente. Por eso traté que las patas fueran despegándose del frente a través de curvas suaves para que abrieran la visual y no tuvieran algo tan duro y rígido. Las curvas me ayudaron a tener un arco mayor para no apoyar la estructura sobre el entubado del arroyo Maldonado que iba por debajo de la avenida Juan B. Justo.
En la parte superior del puente, a los costados de los carriles colocamos luces para mejorar la visibilidad que marcaban la curva cuando se pasaba sobre las vías del tren y la avenida Córdoba. Fue un detalle que tomé de unos túneles que habían hecho en Tokio para esa época. Al poco tiempo las sacaron porque decían que podrían generar accidentes. Decisiones políticas viste.

Fuente: http://mraya.com.ar/proyectos/ver/64/puente-j-b-justo.html

¿Que te dijeron los ingenieros del equipo de Álvarez cuando se dieron cuenta que tenían que construir esas curvas en hormigón a la vista?
La dirección de obra la hizo Alfredo, pero la empresa que llevó adelante la construcción fue GEOPÉ. Eran todos alemanes así que te imaginarás que todos ellos eran muy duritos (intenta copiar acento alemán mientra lo describe). Me preguntaron cual era la fórmula matemática de las curvas que había utilizado en el diseño. Yo le respondí — La del ojo- (se ríe mientras recuerda su respuesta). Los alemanes se quedaron duros.

Alguna vez me contaste que tuvieron complicaciones en la prueba de esfuerzo de este proyecto. Me acuerdo que siempre que pasábamos debajo del puente con el auto y veías los apoyos auxiliares puteabas por aquel episodio. Contame de vuelta como fue.
En las bases del concurso estaba escrito que la prueba máxima era que pasen dos grúas en simultáneo. Como las grúas las ponían los milicos y eran muy difíciles de traer, cargaron unos camiones con arena para equiparar el peso. Tuvimos tan mala suerte, que el día que teníamos que hacer la prueba llovió y el peso de los camiones aumentó en rangos que excedían la carga establecida y por eso se fisuró en una parte. Los de la municipalidad en esa época eran coimeros, le pidieron no se si al estudio o a la empresa constructora plata para aprobar la obra, pero salieron como rata por tirante. El estudio no transó.

A todo esto. ¿Hacía cuanto que laburabas en el estudio cuando te asignaron el proyecto?
Ya hacía casi un año que estaba trabajando en el estudio cuando me dieron el puente. Creo que ingresé en el 1965, no recuerdo la fecha exacta. No llegaba a los 30 años.
En realidad yo quería ingresar al estudio de Clorindo Testa pero no conseguí ningún contacto, pero papá me consiguió una entrevista en el estudio de Álvarez. Me acuerdo que la entrevista me la tomó Kopiloff. En esa época los pasantes trabajan gratis de 1 o 3 años siendo arquitectos recibidos, pero yo no acepté esas condiciones. Arreglé un sueldo y empecé a trabajar. A fin de mes cuando recibí mi primer sueldo ponele que había arreglado cobrar $50 pesos me dan un cheque por $30 pesos. Fui a hablar con Kopiloff y me dijo que para ser nueva tenía que estar conforme con lo que estaba cobrando. Le dije que si no me pagaban lo que habíamos acordado me iba del estudio y me lo pagaron.

Pero.. ¿Eras una pichi cuando lo diseñaste?
Era jefe de equipo de dibujantes y fui la única mujer habilitada del estudio en esa época. Creo que me habilitaron a los 2 años y medio y se armó un despelote grande en el estudio. La estructura era Álvarez a la cabeza, los socios que él les decía asociados y los jefes de dibujantes o taller. Éramos 4 o 5. El gordo Ramos, Mauricio (Rantz), Fernando (Vanelli), Miguel (Rivanera) y yo. Creo que me estoy olvidando de alguien.

Cada uno de nosotros trabajaba directamente con uno de los socios. Por suerte a mi me tocó trabajar en el equipo de Alfredo. El era el proyectista principal de concursos y a mi me encantaban los concursos. De ahí salían los proyectos más creativos del estudio. Me encantaba la adrenalina de estar hasta último momento viendo que era lo que se podía mejorar para ganar.

En todos los proyectos que trabajábamos el que definía la idea rectora era Alfredo el resto trabajábamos sobre esa base. Este concurso del puente fue la excepción. El estaba en un momento en crisis con su matrimonio como te conté.

¿Cómo era ser una mujer profesional en los sesentas en un mundo masculino y en un país donde todavía el movimiento feminista no tenía el impacto que tiene hoy a nivel social?
Mirá yo nunca sentí diferencias, porque yo realmente trabajaba a la par de ellos, de subirme a las medianeras, meterme en un pozo o lo que fuera. Yo nunca me achiqué, si había que hacer algo lo hacía. Tampoco sentía que me hicieran diferencia o me mimaran o me cuidaran más por ser mujer.

Quizás el único episodio fue cuando estábamos con la obra del teatro San Martín. Yo tenía encomendado el diseño de los revestimientos acústicos de las salas de grabación de radio municipal. Eran salas con seis metros de altura y algunas llegaban a tener diez metros de frente con esa altura. En unas partes teníamos que hacerlas con ladrillo a la vista por un tema técnico. Mientras revisaba una de esas salas grandes, noto que una parte de la superficie estaba mal terminada. Entonces les pedí que tiren abajo esa parte y la vuelvan a hacer. Al día siguiente llego a la obra y veo que no habían empezado con el trabajo que les había pedido. Al mejor estilo mío (vehemente) le dije al sobrestante de obra que si no corregía esto, tenían que demoler la pared y hacerla de vuelta enterita. Había varios albañiles y demás. Cuando fui nuevamente a controlar si habían hecho el trabajo, me recibieron con un ladrillazo. Desde un andamio de seis metros me tiraron un ladrillo al cuerpo. Me puse loca, les dije — Mejor que aparezca quien me lo tiró, ese vuela y si no aparece ninguno, vuelan todos-. Estoy segura que si bien esto fue el acto de una persona, la empresa constructora no estaba de acuerdo con mi decisión y por eso trataron de intimidarme. Lo que me pregunto es si hubieran hecho lo mismo si yo era hombre.

Más allá de esta última situación puntual, varias veces me contaste que el estudio tenía una “política” en particular. Si una pareja se formaba, alguno de los dos tenía que dejar el estudio. Esto se hizo efectivo cuando Alfredo y vos blanquearon su relación. ¿Es así?

(Silencio de unos segundos con registro de angustia) Me hacés esta pregunta y lo siento visceralmente en la panza. Me veo en el despacho de Álvarez cuando me llama y me dice — Ana María, ustedes dos están formando pareja y usted sabe que la ley acá en el estudio es que no pueden haber parejas. Así que ustedes decidirán quién de los dos se va-. Yo me quedé helada porque la verdad no me lo imaginé nunca. Primero porque había conseguido estar donde estaba antes de estar en pareja con Alfredo y me resultaba muy injusto, muy injusto. A parte Alfredo era socio y tenía un porcentaje de acciones y demás. Yo ganaba muchísimo menos, así que era evidente que la que me tenía que ir era yo. Pero cómo me lo planteo él — Ustedes decidirán -. Y¿Porque que no se lo dijo a Alfredo? (silencio) Alfredo tampoco nunca habló de este tema con Álvarez.

Y Alfredo, ¿Lo hablo con vos?
Si por supuesto. A mi me llevó un año y medio de terapia tomar la decisión de irme del estudio. Además yo ganaba muy bien, eran como unos $5000 dólares de hoy. No era fácil para mi. Para irme llegamos a un acuerdo con Alfredo para que yo me fuera tranquila y en simultáneo empezamos a trabajar en la idea de armar un estudio juntos sumando a Fernando (Vanelli) y Mauricio (Rantz). Llegamos a alquilar un departamento en Av Santa Fé y Salguero. Después el tiempo no nos dio para crear ese estudio con la muerte de Alfredo.

Para ir cerrando. ¿Cuál dirías que fue tu mejor obra en más de 50 años de profesión?.
Esta, la del puente. Porque fue la única en la que el resultado de lo que se ve lo proyecté yo. Todas las otras obras en las que participé como el Sanatorio Güemes, Universidad de Belgrano, el Teatro San Martín o el edificio Somisa era un miembro más de un equipo muy grande de gente.

Te tomaste muy en serio la entrevista Má. Pensé que me ibas a responder lo que nos dijiste mil veces a Pao y a mi, ¡Que nosotros eramos tu mejor obra! (Le sale una carcajada después de escuchar mi chicana de hijo).

Lo que ella me respondió, queda en la intimidad de nuestra conversación.

FIN.

* * *

Esta entrevista la realicé durante el día de la madre de 2018 en el Sanatorio Agote mientras mi vieja recibía su tratamiento de inmunoterapia. Ella falleció unos meses más tarde. El día de la madre de 2019 escribí esto otro.

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Written by Feketreke

Administro caprichos ajenos y funciono por asociación de ideas.

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