Según Wikipedia, La guerra de los mundos fue escrita por G.H. Wells en 1898. La novela de ciencia ficción, no la leí. En 2005, me enganché bastante con la peli dirigida por Spielberg y protagonizada por Tom Cruise. Termina con la voz en off de Morgan Freeman diciendo “Desde el momento en que los invasores llegaron, al respirar nuestro aire y beber nuestra agua estuvieron condenados. Fueron derrotados y destruidos luego que el hombre usara su mejor tecnología y armamento por las criaturas más diminutas que dios, en su sabiduría puso en esta tierra. Mil millones de muertos hicieron que el hombre se gane su inmunidad, su derecho a sobrevivir entre los infinitos organismos de este planeta. Este derecho, es nuestro ante cualquier desafío pues el hombre no vive ni muere en vano.” La épica de este cierre como casi la de cualquier discurso en este tono es bastante discutible. Empezado por la habilidad de Dios para crear cualquier tipo de criatura y terminando con esta idea zonza que no se muere en vano. Supongo que los guionistas contaban dólares y no femicidas. Estos últimos pueden reproducirse exponencialmente producto del encierro en una pandemia, solo para poner un ejemplo.
¿Porque me invadió esta idea marciana? El Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, entidad gubernamental de los Estados Unidos, define a nuestro rockstar y a todos los de su tipo como un “agente infeccioso que está en el límite de lo que consideramos un organismo vivo. Es una partícula mucho más pequeña que una célula bacteriana”. Entre vos y yo, este organismo proto-celular es como el Kohinoor; poderoso el chiquitín. Al punto que le hizo la doble nelson al mundo y nos sometió a quedarnos en cuarentena. Covid-19 es el puto amo, y eso que no tiene seguidores en redes, ni se sacó ninguna selfie. La pregunta del millón ¿A quién va a exterminar? Chán! De nuestra especie va a cargarse a unos cuantos; unos cientos de miles, quizás millones. En la ruleta viral, sabemos quiénes tienen más chances, pero no a quien le toca realmente. Quizás sea optimista, no creo que Covicito nos ponga en el listado de especies en peligro de extinción. Por ahora seguimos siendo nosotros mismos nuestra mayor amenaza. Somos un poquito caníbales sin llegar a hacernos canapé; solo nos gusta matarnos en masa de tanto en tanto. ¿Entonces? Este virus le pegó de lleno a uno de los inventos humanos más formidables, el dinero; nuestra droga universal. El sistema capitalista esta hackeado y la vacuna que realmente necesitamos, es la que se aplica sobre la economía y ahí es donde creo que estamos realmente jodidos. Por ahora contamos contagiados y muertos asustados. La verdadera tragedia, se va a empezar a sentir cuando de manera pandémica nos falte el dinero. Díganme que lo que escribo, es solo un cuento.
